Te odio, merienda.
No me tienta un pedacito de comida hasta las seis de la tarde. Te odio merienda
te odio
te odio
te odio
14 de julio de 2008
Desde chiquita
Cuando era chiquita, digamos unos ocho años, dejé de comer. En todo el sentido de las palabras. No consumía caloría alguna, por una semana y pico. Nadie sabía que hacer conmigo, casi ni hablaba, tenía un nudo en la garganta. Tengo todo muy borroso de esos años, Mabel (mamá) me contó la mayoría de las cosas. Lo que recuerdo es no poder hablar, sentir que las palabras no salian, que poco a poco dejaba de sentir. Todo esto a los ocho años, que mente retorcida que tenía, me corrijo: tengo.
Al final, todo se redujo en un almuerzo cuando le dije a Mabel que sentía que nadie me quería y que nadie me tenia en cuenta. Después de eso comí unos ñoquis de espinaca con salsa blanca.
Al final, todo se redujo en un almuerzo cuando le dije a Mabel que sentía que nadie me quería y que nadie me tenia en cuenta. Después de eso comí unos ñoquis de espinaca con salsa blanca.
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